La información facilitada por el Southwest Research Institute (SwRI) de Texas (EEUU) sobre que ha dispuesto una planta piloto “demo” para instalar y probar una Supercrítical Transformational Electric Power (STEP) ha confirmado avances en un medio de generación eléctrica que venía ensayándose desde hace una decena de años. Ubicada en San Antonio, la planta albergará equipos pioneros en su clase para demostrar y probar el CO2 en estado supercrítico como fluido de trabajo para operar en sistemas que generen energía eléctrica. La planta piloto se ha puesto ya en funcionamiento y continuará sus ensayos y pruebas hasta principios de 2024. Esta tecnología ya fue expuesta en la Revista DYNA cuando se estudió a nivel de laboratorio por Sandia National Laboratories (EEUU) y un grupo de empresas. En el artículo se expusieron las ventajas que supone el uso de CO2 supercrítico sobre el sistema agua-vapor habitual en las turbinas actuales y el cambio del ciclo Rankine habitual al ciclo Brayton de las nuevas turbinas: el tamaño de las turbinas se reduce 10 veces para la misma potencia y el rendimiento energético que es poco más del 35% del sistema agua-vapor aumente un 10%. Esto, que puede parecer una ganancia reducida, supone una ventaja de importante magnitud a nivel de costo y emisiones. Se denomina supercrítico el estado de temperatura-presión de un fluido en el que deja de actuar como un gas o un líquido y, en su lugar, empieza a actuar como un gas con la densidad de un líquido. Pasado este punto, cambios relativamente pequeños en la temperatura pueden causar cambios significativos en la densidad. El CO2 se vuelve supercrítico cuando la temperatura y la presión superan los 31°C y los 74 bares respectivamente. El agua también puede volverse supercrítica, pero para ello se necesita mucha más energía, ya que requiere una temperatura y una presión superiores a 373°C y 220 bares. Por esta razón y las características de ser barato y no inflamable, el CO2 es el material ideal para el proceso. El proyecto STEP Demo, en el que participa General Electric, ha supuesto una inversión de 155 millones de dólares, y forma parte de los proyectos para mejorar tecnologías que aun utilizando un combustible fósil como el gas natural puedan generar energía eléctrica con menor costo y menos emisiones.

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